sábado, 11 de agosto de 2018

Vuelta a las andadas.

Finalmente he vuelto.

Supongo que es inevitable volver al vertedero de dolor que yo misma creé cuando guardas tanto dentro que es imposible seguir adelante.

¿Qué ha sido de mí durante los últimos tres años? Pues fui feliz. Fui feliz con el destinatario de las últimas entradas dolorosas. Destinatario de lagos de lágrimas y de trozos de mi alma.

Pero conseguí ser feliz. Quizá no siempre, quizá también lloré y sufrí... pero joder lo que daría por volver a sentirme así...

Y sin embargo, como todo el mi vida... acabó abandonándome. Esa felicidad efímera de la que tanto hago gala volvió para dejarme más rota que nunca sin saber cómo levantarme esta vez.

Y todo por mi culpa. Por no saber disfrutar de lo que tengo cuando lo tengo, por empeñarme en vivir en un futuro que no existe y en unos parámetros inalcanzables.

Fui jodidamente feliz. Y no puedo decir nada malo de esos años ni de él. Nunca lo diré. Los dos nos equivocamos y nos hicimos daño. Pero acabé jodiéndola, como siempre. Acabé haciendo que se alejase más y más cuando buscaba todo lo contrario.

"Quizá mi sino sea yacer en un lecho eterno y estrecho". Quizá sea así, quizá esté destinada a no saber ser feliz. A perder todo lo que me importa cuando intento mantenerlo cerca. A hacer daño a quien me quiere. A hacerme daño a mí... y a estar sola. Tremendamente sola.

¿Qué será de mi? Pues seré infeliz.

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